En un incidente reciente que ha dejado a la comunidad hotelera en alerta, un individuo ingresó a un hotel pidiendo una habitación de las últimas, afirmando que ya conocía el lugar. Con una actitud confiada, comenzó a hacer numerosas preguntas a la recepcionista, lo que le permitió establecer una conversación amistosa con ella.
Sin embargo, al notar que no había objetos de valor a la vista debido a que las instalaciones estaban cerradas, el sujeto tomó una decisión calculada: solicitó a la recepcionista una supuesta decoración para su habitación y, en un giro inesperado, le pidió dinero prestado. Ante la negativa de la mujer, quien no tenía efectivo disponible, el ladrón aprovechó la para robarle su teléfono celular.
Cuando la recepcionista se percató de lo sucedido, comenzó a alertar a sus colegas y descubrió que el mismo individuo había cometido robos similares en otros hoteles de la zona. “No sabemos qué nos pasa; perdemos la conciencia y entregamos nuestras pertenencias sin pensar”, comentó una de las afectadas.
Este suceso ha encendido las alarmas sobre la seguridad en los establecimientos hoteleros y ha llevado a los gerentes a implementar medidas más estrictas para proteger tanto al personal como a los huéspedes. La comunidad espera que este tipo de incidentes no se repita y que se tomen acciones efectivas para evitar futuros robos.
